Como producto de inversión, los certificados de acciones y obligaciones se enmarcan en los denominados Bienes Tangibles de Colección. A diferencia de las inversiones financieras, en las inversiones en bienes tangibles, el inversor dispone de la seguridad de poseer el activo de su inversión, invirtiendo en un bien físico que tiene valor en sí mismo.

Es común el planteamiento erróneo de pensar que un objeto, por el simple hecho de ser coleccionable, tiene un valor como inversión. Son ciertas características como la demanda, la estabilidad, la revalorización o la liquidez, las que hacen que un bien concreto sea adecuado como soporte de inversión.
En el caso concreto de los certificados, estamos hablando de un mercado a nivel internacional, en gran medida gracias a internet, con una fácil accesibilidad para el comprador, e igualmente con una liquidez adecuada para el vendedor. Esta globalización del mercado del coleccionismo, con una gran dispersión de oferta y demanda, le confiere una gran estabilidad, manteniendo su valor no sólo en el mercado doméstico o nacional, sino también en el internacional.

Los certificados y títulos financieros se convierten soportes de inversión válidos, por sus características de bienes tangibles y especialmente por su constante revalorización, motivada por dos factores: la escasez de los títulos y la creciente demanda. Teniendo en cuenta que de los certificados emitidos en su día, una gran cantidad han desaparecido, han sido destruidos o se han extraviado sin posibilidad de reposición, y unido esto al hecho del aumento del número de coleccionistas e inversores en todo el mundo, la oferta de certificados disminuye progresivamente estando en una continua situación de escasez permanente.
Como los bienes de colección, los títulos y acciones de colección quedan en cierta medida al margen de la economía real, gozando de una gran independencia frente a eventuales crisis financieras o caídas bursátiles, motivadas habitualmente por decisiones político-económicas y situaciones imprevisibles que inciden directamente sobre la mayoría de los mercados de inversión.

Por todo esto, el mercado de los certificados y títulos financieros, como ocurre con otros Bienes Tangibles de Colección constituye una magnífica opción de diversificación, eso sí, disponiendo de un conocimiento suficiente para saber dónde invertir y en qué invertir, y en su defecto, acudiendo a asesores especializados, tal como se hace con otro tipo de inversiones.
